Luchando contra la placa dental se previenen enfermedades de los dientes y las encías.
Hilo dental: para eliminar los gérmenes y partículas de comida entre los dientes. Se debe usar suavemente o podría herir las encías.
Cepillo de dientes: utilícelo correctamente y con frecuencia. Utilice una pasta dental con fluoruro, ya que protege contra las caries.
Los pacientes de evolución rápida suelen ser jóvenes y pueden perder sus dientes en 5 años. En otros casos la evolución puede ser más lenta, pero si no se trata adecuadamente puede llegar a perder también los dientes.
La gingivitis es una de las enfermedades más frecuentes del ser humano, y es muy frecuente en todas las edades (75% en jóvenes de 20 a 25 años). La periodontitis es muy rara en jóvenes y adolescentes, pero su frecuencia aumenta con la edad.
La periodoncia es la especialidad odontológica que trata las enfermedades del periodonto. Las enfermedades del periodonto son aquellas que afectan a las encías. La no eliminación del sarro en la boca favorece la aparición de placas de bacterias que pueden acumularse por debajo de la encía.
En función de su gravedad, distinguimos entre dos enfermedades de las encías:
En la gingivitis, la infección de bacterias solo afecta a la encía, que se inflama y enrojece. En algunos casos también puede producirse sangrado. Es una enfermedad reversible, pero si se mantiene durante mucho tiempo sin recibir un tratamiento adecuado, la gingivitis puede degenerar en periodontitis, la forma crónica y degenerativa de enfermedad periodontal.
La periodontitis destruye todos los tejidos que sostienen al diente: encías, hueso y ligamento periodontal. En esta enfermedad, comúnmente denominada “piorrea”, las pérdidas de tejido son irreversibles y progresivas. Con el tiempo, las bacterias crean un espacio entre el diente y los tejidos de sostén que los especialistas llaman bolsa periodontal.
Atendiendo a la gravedad de la infección y de la cantidad de hueso perdido, los dentistas clasifican la periodontitis en leve, moderada o grave. En estos últimos casos, la infección ataca a la raíz de los dientes, provocando la movilidad o incluso la pérdida de piezas dentales.
Mala higiene dental: una higiene dental descuidada o incorrecta favorece la acumulación de sarro alrededor del diente así como por debajo de las encías. Si esta no desaparece puede ir dañando el tejido que rodea el diente hasta provocar su pérdida.
Tabaco o alimentos ricos en azúcares: este tipo de alimentos o costumbres favorece la continuidad de las bacterias en la boca que crean toxinas que irritan e inflaman las encías.
Factores genéticos: algunas personas son más propensas que otras a sufrir enfermedades periodontales.
Embarazo: durante el embarazo la mujer suele tener las encías más sensibles y propensas a acumular bacterias que puedan irritar o inflamar las encías.
Cambios hormonales: en ocasiones, en niñas o mujeres los cambios hormonales les hacen más sensibles a ciertas enfermedades periodontales como la gingivitis.
Enfermedades: como la diabetes, SIDA o cáncer pueden perjudicar la salud dental o bien los fármacos utilizados.
Medicamentos: algunos fármacos producen sensibilidad dental o debilidad de las encías, es necesario informarse antes. Si no son absolutamente imprescindibles es mejor no tomarlos.